Manifiesto Pixelatl 2018

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El demonio del encono recorre nuestras calles, nuestros pueblos, nuestra sangre.

Extendiendo las distancias. Anidando en nuestras almas.

Pues la indolencia y el abuso nos rodean. Y el miedo domina toda relación.

Pero no todo está perdido.

Aún en este tiempo de dolor y rabia, una esperanza palpita en el interior de los mortales.

Es el latido, donde se funda el linaje.

A pesar de las diferencias compartimos corazón.

Nos sustenta lo mismo. Somos hermanos.

Sí, es verdad que diferentes. Y que distantes. Y que lastimados.

Pero nuestra suerte es común: condición de humanos.

Sin etiquetas.

Por eso, aún fracturados, la concordia es posible.

Aunque hay quien no puede verlo, quien no quiera aceptarlo,

Sólo unidos prevalecemos. Unos a otros nos sustentamos.

Cuando lo reconozcamos podremos salvarnos.